Los psicodélicos son sustancias que son capaces de alterar la percepción, el estado de ánimo y diversos procesos cognitivos. Por ejemplo, cuando una persona consume una sustancia psicodélica (LSD, psilocibinas o DMT), ésta interactúa con los receptores de serotonina del cerebro. Dicha interacción altera los patrones habituales de transmisión de la serotonina, dando lugar a los efectos asociados a una experiencia psicodélica. Esta experiencia puede ser tanto positiva como negativa. Por consiguiente, para no caer en el abismo de un Mal Viaje, necesitamos saber cómo detener un viaje psicodélico.
Fases de un viaje psicodélico
Un viaje psicodélico, en función de la sustancia y la dosis, puede dividirse en varias fases distintas. Cada fase tiene sus propias características y efectos.
1. Inicio
Esta es la fase inicial en la que el individuo empieza a notar los primeros efectos del psicodélico. Puede existir una sensación de anticipación o ansiedad. Es posible que se perciban sensaciones físicas, como hormigueo o calor. Pueden empezar a aparecer cambios visuales, como colores o patrones más intensos.
La duración del inicio suele ser de 20-60 minutos tras la ingestión, dependiendo de la sustancia y el método de consumo.
2. Subida (intensificación)
Los efectos del psicodélico se intensifican durante esta fase. Las alucinaciones visuales y auditivas pueden intensificarse. Es posible que aumente la sensación de emoción y que los pensamientos se vuelvan más rápidos o profundos. Durante esta fase, algunas personas pueden experimentar náuseas o malestar físico.
Esta fase puede durar entre 30 minutos y un par de horas.
3. Pico
Durante el pico, se sienten todos los efectos del psicodélico. Estas alucinaciones pueden ser intensas y generalizadas. La percepción del tiempo puede verse alterada y los momentos pueden parecer mucho más largos de lo que son. Con frecuencia se produce una disolución del ego, en la que el sentido de uno mismo puede desvanecerse, dando lugar a sentimientos de unidad con el universo. Las emociones pueden intensificarse, desde la euforia hasta la introspección y la ansiedad. Esta es la fase más intensa y en la que muchas cosas pueden salir mal.
El pico puede durar varias horas, dependiendo de la sustancia.
4. Meseta
Los efectos siguen siendo fuertes, pero ya no se intensifican. Gran parte de las experiencias máximas, como las percepciones profundas o los efectos visuales intensos, continúan, pero a un nivel más manejable.
Después del pico, suele haber un periodo en el que la intensidad se estabiliza y dura unas horas.
5. Bajada (desvanecimiento)
Las alucinaciones visuales y auditivas comienzan a desvanecerse y se produce un retorno gradual a la consciencia básica. Se aclaran los pensamientos y se estabilizan las emociones. Suele haber un periodo de reflexión sobre las experiencias y conocimientos adquiridos durante el viaje.
Esta fase puede durar varias horas, ya que los efectos del psicodélico disminuyen gradualmente.
6. Estado de satisfacción posterior
Una vez pasados los efectos primarios de los psicodélicos, muchas personas afirman sentir una sensación de renovación o claridad. Con frecuencia persiste una sensación de bienestar, introspección y un mayor aprecio por la vida. Algunos también experimentan fatiga o necesidad de un descanso prolongado.
Esto puede durar un día o incluso varios días después del viaje.
7. Integración
La integración consiste en reflexionar sobre la experiencia psicodélica e incorporar cualquier idea o lección a la vida cotidiana. Para ello, se puede escribir un diario, hablar de la experiencia con otras personas o buscar apoyo terapéutico.
Se trata de un proceso continuo que puede durar días, semanas o incluso más tiempo.
Es fundamental tener en cuenta que la duración y la intensidad de cada etapa pueden variar enormemente en función de la sustancia psicodélica específica, la dosis, la fisiología del individuo, la mentalidad y el entorno en el que tiene lugar el viaje.
¿Por qué puede salir mal un viaje psicodélico?
Las experiencias psicodélicas pueden ser profundas y transformadoras, pero también desafiantes o incluso angustiosas. Para reducir los daños y garantizar la seguridad y el bienestar de los consumidores es fundamental comprender las razones por las que un viaje psicodélico puede salir mal. Basándonos en la investigación disponible, presentamos a continuación algunas razones por las que un viaje psicodélico puede convertirse en un reto:
1. Estado del individuo y contexto:
- Estado del individuo (mentalidad): El estado emocional actual del individuo, sus expectativas y los problemas psicológicos no resueltos pueden influir en el viaje. Durante la experiencia pueden amplificarse las emociones negativas o los recuerdos traumáticos.
- Contexto (entorno): Un entorno desconocido o incómodo puede contribuir a la sensación de malestar o paranoia. Los ruidos fuertes, las luces brillantes o estar rodeado de personas que no te apoyan pueden influir negativamente en la experiencia.
2. Dosificación: Consumir una dosis mayor para la que uno está preparado puede provocar efectos abrumadores e intensos. La potencia de los psicodélicos puede variar, lo que dificulta determinar la dosis adecuada.
3. Falta de preparación: Un conocimiento inadecuado sobre los efectos de la sustancia, la falta de preparación mental o no tener un plan en caso de que el viaje se convierta en un reto pueden contribuir a experiencias negativas.
4. Malestar físico: Ciertos psicodélicos pueden causar malestar físico, como náuseas, lo que puede repercutir negativamente en la experiencia general.
5. Mezcla con otras sustancias: La combinación de psicodélicos con otras drogas o medicamentos puede provocar efectos impredecibles y aumentar el riesgo de un viaje difícil.
6. Desencadenantes externos: Los sucesos inesperados durante el viaje, como enfrentamientos, accidentes u otros factores estresantes, pueden orientar la experiencia en una dirección negativa.
Cómo hacer que un viaje casi malo se convierta en bueno
Superar un viaje psicodélico difícil o “malo” y transformarlo en una experiencia más positiva es un tema de interés para muchos. En la mayor parte de los casos, no se necesitan medicamentos adicionales para cambiar el curso del viaje hacia una dirección más ligera y tranquila. Es suficiente trabajar con uno mismo, apoyo externo y un entorno adecuado. Basándonos en las investigaciones y conocimientos disponibles, esto es lo que se puede sugerir:
- Reconocer la naturaleza de la experiencia: Comprender que la experiencia psicodélica es temporal y que está influida por la sustancia puede tranquilizar. Recordarse a uno mismo que los efectos desaparecerán puede servir de base.
- Cambiar el entorno: El entorno desempeña un papel importante en la experiencia psicodélica. Si una persona se siente abrumada, puede ser útil trasladarse a un lugar más tranquilo, familiar o cómodo. Ajustar la iluminación o apagar la música intensa también puede marcar la diferencia.
- Técnicas de conexión a tierra: Los ejercicios físicos de conexión a tierra, como tocar un objeto, concentrarse en la respiración o incluso caminar descalzo, pueden ayudar a reconectar con la realidad.
- Buscar consuelo y apoyo: Acompañarse de un amigo de confianza o de un “cuidador de viaje” puede proporcionar apoyo emocional. Pueden ofrecer consuelo, distracción o simplemente estar ahí para escuchar.
- Redirigir la atención: Participar en actividades sencillas, como dibujar, escuchar música tranquilizadora o ver un programa desenfadado, puede desviar la atención de los pensamientos o sentimientos negativos.
- Afirmaciones positivas: Repetir afirmaciones positivas o mantras puede ayudar a cambiar la mentalidad. Frases como “Estoy a salvo”, “Esto también pasará” o “Tengo el control” pueden ser tranquilizadoras.
- Evita la resistencia: Resistirse o luchar contra la experiencia puede intensificar los sentimientos negativos. En su lugar, puede ser útil intentar dejarse llevar y entregarse a la experiencia, recordando al mismo tiempo su naturaleza temporal.
- Reflexión posterior al viaje: Una vez pasados los efectos, reflexionar sobre la experiencia puede ayudar a comprenderla mejor. Comentarla con amigos de confianza o escribir sobre ella puede ayudar a procesar emociones o pensamientos difíciles.
El estudio titulado Day Trip to Hell: A mixed methods study of challenging psychedelic experiences, de P. Johnstad, profundiza en la naturaleza de las experiencias psicodélicas desafiantes. La investigación descubrió que los viajes desafiantes tienen una gama temática más amplia que la identificada anteriormente. Pese a los relatos a menudo intensos, muchos participantes creían que la experiencia tenía consecuencias positivas a largo plazo.
Pero a veces los simples esfuerzos pueden no ser suficientes. Y la gente quiere recurrir al apoyo de otras sustancias para detener los viajes psicodélicos, y abortarlos. Más abajo analizaré los suplementos y medicamentos más comunes e intentaré decirte cuáles pueden ayudar realmente, cuáles no harán nada y cuáles pueden perjudicar.
Vitamina B3 (Niacina)
La vitamina B3, comúnmente conocida como niacina, se ha debatido en diversos contextos relacionados con las sustancias psicodélicas.
Tradicionalmente, la niacina se ha sugerido como un medio potencial para contrarrestar o “terminar” con los efectos de un viaje psicodélico. Dicha idea se deriva de la creencia de que la niacina puede contrarrestar o disminuir los efectos de ciertas drogas.
Se sabe que la niacina provoca una reacción de “sofoco” cuando se toma en grandes dosis. Esta sensación se debe a la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que aumenta el flujo de sangre a la piel. La sensación puede ser intensa y puede distraer o anular algunas de las sensaciones de una experiencia psicodélica.
Si bien existen informes anecdóticos sobre el uso de la niacina para contrarrestar los efectos de los psicodélicos, las pruebas científicas que respaldan esta afirmación son limitadas. La mayoría de los debates en torno a la niacina y los psicodélicos se basan en experiencias personales y no en estudios científicos rigurosos.
La ingesta de grandes dosis de niacina con la esperanza de poner fin a un viaje psicodélico puede entrañar riesgos. Las dosis altas de niacina pueden provocar efectos secundarios como náuseas, daños hepáticos y otros problemas de salud. Por otra parte, la aparición repentina de la descarga de niacina puede ser alarmante y podría exacerbar la ansiedad durante un viaje.
Valeriana
La valeriana es una hierba que se ha utilizado tradicionalmente por sus propiedades sedantes y calmantes. Se emplea a menudo para tratar el insomnio y la ansiedad. En lo que respecta a su interacción con un viaje psicodélico, se cree que la valeriana interactúa con el sistema del ácido gamma-aminobutírico (GABA) en el cerebro.
El GABA es un neurotransmisor inhibidor, lo que significa que reduce la actividad del sistema nervioso. Al potenciar la acción del GABA, la valeriana puede producir un efecto calmante. Dadas sus propiedades ansiolíticas (contra la ansiedad), la valeriana podría ayudar a reducir la ansiedad que a veces puede acompañar a una experiencia psicodélica.
Las propiedades sedantes de la valeriana podrían contrarrestar algunos de los efectos estimulantes de ciertos psicodélicos, lo que podría conducir a una experiencia más relajada y tranquila. Vale la pena tomar valeriana con antelación, conociendo tu dosis, tolerancia y susceptibilidad a este remedio herbal.
Como ocurre con las benzodiacepinas, existe la posibilidad de que los efectos calmantes de la valeriana atenúen o disminuyan la intensidad de un viaje psicodélico.
Benzodiacepinas
Las benzodiacepinas son una clase de fármacos utilizados principalmente para tratar la ansiedad, pero también tienen propiedades que pueden afectar a un viaje psicodélico.
Estos fármacos potencian el efecto del neurotransmisor ácido gamma-aminobutírico (GABA) en el receptor GABA-A, lo que les confiere propiedades sedantes, hipnóticas (inductoras del sueño), ansiolíticas (ansiolíticas), anticonvulsivantes y relajantes musculares.
Uno de los principales efectos de las benzodiacepinas es la atenuación de la ansiedad. Teniendo en cuenta que la ansiedad puede ser un componente importante de una experiencia psicodélica desafiante, las benzodiacepinas pueden ayudar a aliviar este aspecto del viaje.
Las benzodiacepinas pueden inducir somnolencia y calma, lo que puede contrarrestar los efectos estimulantes de algunos psicodélicos.
Si bien las benzodiacepinas pueden ayudar a controlar un viaje difícil, también pueden embotar o disminuir la intensidad y profundidad de la experiencia psicodélica.
En las investigaciones clínicas en las que se administran psicodélicos, las benzodiacepinas a veces están a mano como un potencial terminador del viaje. Si un participante tiene una experiencia extremadamente desafiante, se le puede administrar una benzodiacepina para ayudarle a calmarse.
Es fundamental ser precavido a la hora de combinar cualquier sustancia, incluidas las benzodiacepinas y los psicodélicos. Siempre existe el riesgo de interacciones inesperadas. Conviene también saber y recordar que los tranquilizantes benzodiacepínicos son medicamentos potentes. No deben tomarse sin una buena razón y sin consultar a un médico.
Antipsicóticos
Los medicamentos antipsicóticos, también conocidos como neurolépticos, se utilizan principalmente para tratar los síntomas de la psicosis, como las alucinaciones, los delirios y el pensamiento desorganizado. Su posible interacción con sustancias psicodélicas es interesante, dadas las propiedades alucinógenas de estas últimas.
Los antipsicóticos funcionan principalmente bloqueando los receptores de dopamina en el cerebro, en particular el receptor D2. La dopamina es un neurotransmisor asociado al placer, la motivación y la recompensa, y su desregulación está implicada en los trastornos psicóticos. Pero se trata de una característica muy general. Los neurolépticos son una gran clase de sustancias, son diferentes y sus acciones pueden diferir.
Puesto que los antipsicóticos están diseñados para tratar las alucinaciones y los delirios, potencialmente pueden contrarrestar o reducir estos efectos si surgen durante un viaje psicodélico.
Los antipsicóticos podrían disminuir la intensidad y profundidad de la experiencia psicodélica. Esto es debido a que muchos psicodélicos ejercen sus efectos a través del sistema de la serotonina, y los antipsicóticos, al modular el sistema de la dopamina, pueden alterar el equilibrio de los neurotransmisores en el cerebro.
La combinación de antipsicóticos con psicodélicos podría dar lugar a efectos impredecibles o exacerbar los efectos secundarios. Así, por ejemplo, tanto los antipsicóticos como algunos psicodélicos pueden afectar al ritmo cardiaco, por lo que combinarlos podría aumentar el riesgo de problemas cardiacos.
En contextos en los que se administran psicodélicos con fines terapéuticos, los antipsicóticos podrían estar a mano como intervención potencial si un participante experimenta síntomas psicóticos graves o tiene una experiencia extremadamente desafiante.
En ningún otro caso puedo justificar y recomendar el uso de antipsicóticos, excepto en instituciones médicas y de investigación. E incluso allí no deberían aplicarse siempre.
¿Qué pasa con la Кetanserina y el LSD?
Efectos subjetivos agudos de la dietilamida del ácido lisérgico (LSD) a lo largo del tiempo en escalas analógicas visuales (EVA). La ketanserina revirtió los efectos subjetivos inducidos por la LSD en comparación con el placebo. La LSD se administró a las t=0 horas. Se administró ketanserina o placebo a las t=1 horas. Figura del estudio mencionado a continuación.
La interacción entre la ketanserina y el LSD es especialmente interesante en el contexto de la investigación psicodélica. Veamos una descripción detallada basada en el estudio disponible Ketanserin Reverses the Acute Response to LSD (La ketanserina revierte la respuesta aguda al LSD).
El LSD está siendo investigado por su potencial en la terapia psicodélica asistida. Sus efectos están mediados principalmente por la estimulación del receptor de serotonina 5-hidroxitriptamina-2A (5-HT2A). Investigaciones anteriores han demostrado que la administración del antagonista 5-HT2A ketanserina antes del LSD puede bloquear casi por completo la respuesta subjetiva aguda al LSD.
El objetivo del estudio era determinar si la ketanserina puede revertir los efectos de la LSD cuando se administra después de haber tomado LSD.
El estudio utilizó un diseño doble ciego, aleatorizado, controlado con placebo y cruzado con 24 participantes sanos. Estos se sometieron a dos sesiones de 14 horas y recibieron ketanserina (40 mg por vía oral) o un placebo 1 hora después de tomar LSD (100 µg por vía oral). El estudio midió los efectos subjetivos, los efectos autonómicos, los efectos adversos agudos, los niveles plasmáticos del factor neurotrófico derivado del cerebro y la farmacocinética durante 12 horas.
Se observó que la ketanserina invertía la respuesta aguda al LSD, reduciendo significativamente la duración de los efectos subjetivos de 8,5 horas (con placebo) a 3,5 horas. La ketanserina también revirtió las alteraciones de la mente inducidas por el LSD, incluidas las alteraciones visuales y acústicas y la disolución del ego.
Mientras que la ketanserina redujo algunos efectos cardiovasculares adversos y la dilatación pupilar asociados al LSD, no afectó a las elevaciones de los niveles del factor neurotrófico derivado del cerebro. Es importante destacar que la ketanserina no alteró la farmacocinética del LSD.
Los hallazgos sugieren que la ketanserina interactúa con la LSD y apoya la idea de que la LSD produce sus efectos psicodélicos sólo cuando ocupa los receptores 5-HT2A. La ketanserina puede utilizarse eficazmente como opción planificada o de rescate para acortar y atenuar la experiencia con LSD tanto en contextos de investigación como en la terapia asistida con LSD.
El presente estudio proporciona valiosos conocimientos sobre el potencial de la ketanserina para modular los efectos de la LSD, especialmente en contextos terapéuticos en los que podría ser beneficioso controlar la duración y la intensidad de la experiencia psicodélica.
El valor de detener un viaje
El valor o la importancia de detener un viaje psicodélico puede entenderse desde varias perspectivas, como la seguridad, el bienestar mental y los contextos terapéuticos. A continuación presentamos un desglose de su importancia:
- Cuestiones de seguridad
- Seguridad física: En algunos casos, las personas bajo los efectos de los psicodélicos pueden adoptar conductas de riesgo, como cruzarse en el tráfico o intentar autolesionarse. Ser capaz de detener o mitigar los efectos del viaje puede prevenir posibles daños físicos.
- Angustia mental: Un viaje especialmente difícil puede provocar sentimientos intensos de miedo, paranoia o incluso psicosis. Poner fin al viaje puede aliviar esta angustia y evitar posibles daños psicológicos a largo plazo.
- Contexto terapéutico:
- Entorno controlado: En entornos terapéuticos en los que se administran psicodélicos, tener la capacidad de detener o controlar el viaje garantiza un entorno seguro y controlado. Esto es particularmente importante en ensayos clínicos o sesiones terapéuticas en las que el bienestar del paciente es primordial.
- Experiencia a medida: En contextos terapéuticos, la capacidad de modular la duración y la intensidad de la experiencia psicodélica puede ser beneficiosa. Así, por ejemplo, si un paciente está reviviendo un recuerdo especialmente traumático o se siente abrumado, el terapeuta puede decidir acortar la sesión por el bienestar del paciente.
- Confort y bienestar personal:
- Evitar la angustia prolongada: No todas las experiencias psicodélicas son positivas o esclarecedoras. Algunas pueden ser angustiosas, confusas o incluso aterradoras. Ser capaz de detener el viaje puede aliviar la angustia prolongada.
- Asegurar una integración positiva: Un mal viaje puede dejar impresiones negativas duraderas o traumas. Al interrumpir un viaje que se dirige en una dirección negativa, los individuos pueden tener una mejor oportunidad de integrar la experiencia positivamente después.
- Consideraciones éticas: Consentimiento informado. Sobre todo en entornos de investigación, los participantes deben ser informados sobre los riesgos y beneficios potenciales de la experiencia psicodélica. Contar con la opción de interrumpir el viaje si resulta demasiado desafiante es un aspecto esencial para garantizar los derechos y la autonomía de los participantes.
- Mejorar la percepción pública: Reducir el estigma. Entre las críticas o temores que rodean al consumo de psicodélicos está la posibilidad de que se produzcan “malos viajes” o experiencias negativas. Demostrar que existen formas seguras y eficaces de detener o controlar el viaje puede ayudar a reducir el estigma y aumentar la aceptación pública de las terapias psicodélicas. En resumen, la capacidad de detener un viaje psicodélico es valiosa para garantizar la seguridad, el bienestar y los derechos de las personas que experimentan la experiencia. Independientemente de que se trate de un contexto recreativo, terapéutico o de investigación, es de suma importancia dar prioridad a la salud mental y física del individuo.
Conclusión
Explorar los intrincados paisajes de la mente durante una experiencia psicodélica puede ser a la vez esclarecedor y desafiante. Si bien estos viajes pueden ofrecer profundas percepciones y momentos transformadores, también pueden conducir a situaciones angustiosas o abrumadoras.
La posibilidad de detener o modular un viaje psicodélico no es sólo una medida de seguridad, sino un testimonio de la evolución de nuestra comprensión de estas poderosas sustancias. A medida que seguimos explorando el potencial terapéutico de los psicodélicos, es crucial dar prioridad al bienestar y la autonomía del individuo.
Independientemente de si se trata de intervenciones farmacológicas, entornos de apoyo o técnicas de enraizamiento, o de algunos medicamentos y remedios, es primordial garantizar una experiencia segura y positiva. Al igual que en cualquier viaje, disponer de las herramientas y los conocimientos necesarios para superar los retos puede ser decisivo.